viernes, 22 de mayo de 2020

BOLETÍN MONS. ORZALI, Siervo de Dios. N° 12 "Buen Pastor"




“Yo soy el pastor, el Bueno” (Jn 10, 13), dijo Jesús; y es un desafío y camino de toda la vida, especialmente para los sacerdotes, configurarse con ese Buen Pastor que nos conduce a aguas tranquilas y nos hace descansar en verdes praderas (Sal 22).

La vida de Mons. Orzali fue un esfuerzo constante por configurarse con Jesús. En sus propósitos de consagración episcopal escribía: “en mis sermones seré siempre bondadoso”, “en el confesionario seré siempre muy bondadoso, caritativo y paciente”, “seré sumamente afable, cortés y jovial con todos, especialmente con los pobres y con los que en cualquier forma me hubieren agraviado”, “nunca reprenderé en público, ni de mal modo, ni en forma hiriente a mis súbditos”. Lo más maravilloso de la vida de este Obispo es haber practicado cada uno de éstos propósitos.

Un hermano, en el episcopado, de Orzali, Mons. Fernández, dijo por aquella época: “Tiene quizás un defecto: es demasiado bueno… ¡el defecto de las almas grandes!” Y así también lo recordaban algunos de sus clérigos. Orzali fue bueno, por eso fue amado.
Con sus sacerdotes no fue el superior, nos cuenta Entraigas, sino el padre. La “niña de sus ojos” eran sus sacerdotes. Cuando Mons. De Andrea estuvo en San Juan, felicito al Obispo Orzali por la unión que notó entre él y los sacerdotes.

Quería que entre los seculares reinara una perfecta armonía. Él mismo fomentaba la unidad. Amó a todos los religiosos por igual. Orzali nunca negaba una recomendación. Son centenares de personas quienes obtuvieron un empleo de la mano del Obispo de Cuyo. Era bueno con todos por igual. Supo bajar hasta las personas más humildes en alas de su caridad.

“Yo soy devoto de santa condescendencia”, solía decir Monseñor, sobre todo cuando lo criticaban porque aceptaba ciertas invitaciones sin importancia. Quería ver siempre y a todos alegres. Son edificantes los testimonios que Entraigas, Castro y Araceli de Jesús cuentan, en sus biografías sobre el Obispo, del cariño y las muestras de afecto de ésta para con todas las personas. 

Sólo el Padre es bueno, dijo Jesús; y Mons. Orzali reflejo en su vida parte de esa infinita bondad.


Bibliografía:

CALATAYUD, Ángel (1960). Rosas. Ediciones Rosarinas. Buenos Aires, Argentina.
CASTRO, Ana E. (1998) José Américo Orzali. Fundador, Obispo y misionero. Arzobispado de San Juan de Cuyo. San Juan, Argentina.
DE JESÚS, María Araceli. (2012). Padre y Pastor: Vida y obra de Mons. Américo Orzali. Ágape Libros. Buenos Aires, Argentina.
ENTRAIGAS, Raúl A. (1949) El Buen Pastor de Cuyo. 2da edición. Editorial Difusión. Buenos Aires, Argentina. 

Martín Sillero (Seminarista de la Arquidiocesis de San Juan de Cuyo)




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