jueves, 23 de diciembre de 2021

La alegría del pesebre




¿Por qué la navidad ya no se siente cómo antes? Fue una pregunta que me surgió al reflexionar sobre el verdadero sentido de esta festividad. La navidad es uno de mis días favoritos, y me di cuenta de que en los último años parece que existe una sensación colectiva de que la navidad es un día más, donde la importancia la ponemos en la cantidad de regalos que recibimos y todo termina ahí. ¿Por qué? Es como si el mundo siguiera de forma automática y no nos diéramos el espacio para detenernos a mirar el misterio que ocurrió en un pesebre de Belén.

Las respuestas a esta pregunta fueron varias, podemos considerar que las condiciones que hemos atravesado como humanidad en estos últimos tiempos, pueden llegar a ser desalentadoras. Una pandemia, el estar lejos de nuestros seres queridos y tantas pérdidas que han ocurrido en los últimos años nos hacen sentir que ya no hay nada que celebrar, o nos preguntamos: ¿Para qué?

La tristeza definitivamente nos aparta la mirada del propósito de la navidad: Jesús. Nos encontramos ensimismados en los problemas, frustraciones y carencias olvidando que Dios al hacerse humano nació en la simpleza.


El nacimiento de Jesús es un recordatorio de amor y esperanza que se renueva cada año, incluso cuando pasamos por épocas difíciles. Que bonito sería si supiéramos aferrarnos a ese pesebre que aunque fue sencillo y humilde, alojó a la familia sagrada de Nazaret. 

Recordar cada año que Jesús se hizo (y sigue haciéndose) chiquito para venir en medio de nosotros, por amor, debería ser la razón fundamental para que nuestros corazones se llenen de gozo; pues si vemos las escrituras, desde el primer encuentro de Dios con María a través del ángel Gabriel hay una exhortación a la alegría “Alégrate, llena eres de Gracia”. 

Esa misma alegría fue transmitida a los pastores al recibir el mensaje del ángel «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor» (Lucas 2:10)
 
Hoy, Dios nos habla como a María y a los pastores, invitándonos a confiar y a llenarnos de gozo por la llegada del Mesías, pues «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor. El gran gozo anunciado por el ángel, la noche de Navidad, lo será de verdad para todo el pueblo, tanto para el de Israel que esperaba con ansia un Salvador, como para el pueblo innumerable de todos aquellos que, en el correr de los tiempos, acogerán su mensaje y se esforzarán por vivirlo.» - (Pablo VI, Exhort. Ap. Gaudete in Domino), quién conoce a Dios no debería alojar la tristeza en su corazón por mucho tiempo.

Ojalá que este año puedas contemplar el pesebre que es tu vida, desviar la mirada de aquello que nos roba la alegría y descubrir gozo en el misterio del nacimiento de Jesús, como un acontecimiento importantísimo que cambió el rumbo de la historia de la humanidad, desde lo simple y humilde para enaltecer al Salvador.

Te invito a pedirle a Dios que renueve tu alegría y tu esperanza con esta canción:




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