jueves, 14 de enero de 2021

"Una niña muy pequeña de alma muy grande", Venerable Anne de Guigné


Hoy se cumplen 99 años del fallecimiento de la pequeña Anne de Giugné, falleció cuando tenia tan solo casi 11 años, una corta vida marcada por un gran camino de santidad. Los invitamos a conocer la vida de esta pequeña en esta publicación, que acompañamos con fotos y vídeos para profundizar más en la vida de la venerable Anne de Guigné.

Biografía de la Venerable Anne de Guigné

Anne nació el 25 de abril de 1911 en el Château de La Cour en Annecy-le-Vieux (Francia), hija de Jacques y Antoinette de Guigné. Ella fue la mayor de los cuatro hijos de este matrimonio. Desde muy pequeña fue una niña de mal carácter, caprichosa y desobediente que peleaba con sus hermanos; esto le preocupaba a sus padres y familiares; en una navidad Anne discutió con una de sus primas porque quería el regalo que había recibido ella y no el suyo, su madre tuvo que intervenir por la actitud de la niña y uno de sus abuelos expresó: “Compadezco a su madre cuando esta niña tenga 20 años”. Pero estas actitudes de Anne no durarían mucho tiempo, comenzó a cambiar desde su pronta y repentina conversión..

Voluntad y Gracia de Dios

El 29 de julio de 1915, la señora Antoinette de Guigné recibió la triste noticia de que su esposo murió en la guerra (1° guerra mundial). Anne tenía solo 4 años y medio, su madre le dijo: «Anne, si quieres consolarme, tienes que ser buena»

A partir de ese día, Anne decidió que se volvería amable y obediente, para complacer a su madre y consolarla por la pérdida de su papá. El cambio fue inmediato: ahora cumplía con sus deberes de la manera más perfecta posible, y sobre todo se esforzó por no ser tan orgullosa y caprichosa. A menudo se quedaba despierta por la noche esperando el beso de buenas noches de la madre para poder decir algunas palabras para hacer feliz a su madre. Le decía a su madre: "Madre, solo piensa, papá ahora puede vernos; nos ama y un día también nos reuniremos con él. Así que no lo estés triste."

Mientras jugaba, Anne corría hacia su madre, si la veía triste, y le susurraba al oído: "Madre querida, no llores, papá está en el cielo. Él está tan feliz. Él es feliz para siempre. Nunca volverá a estar triste".

Amiga de Jesús

 Dos semanas después de la muerte de su padre, se celebró una misa solemne en la iglesia de Annecy-le-Vieux. Anne estaba con su abuela y su tía Jeanne. Después de la Misa, su tía se detuvo a rezar por un largo tiempo y en un momento recordó que estaba con Anne y le preguntó: “Quizás hemos estado aquí demasiado tiempo; quieres que te dé mi ¿Rosario?" Anne respondió con franqueza: “Oh no, tía Jeanne, estoy hablando con el pequeño Jesús.” Y su tía vio que estaba mirando fijamente al Tabernáculo. Ella tenía tan solo un poco más de cuatro años en ese momento, nació dentro de ella el deseo de demostrarle a Jesús cuánto amor le tenía, ofreciéndole muchas sacrificios.

Anne tenía un gran deseo de hacer su primera Comunión había ya comprendido perfectamente que el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesús en la Santa Misa. Un día, ella estaba caminando con su abuelo y le explicó todo esto:

Pasaron por un almacén de trigo y Anne vio que había muchos granos esparcidos en el suelo. El abuelo le preguntó: "Ana, ¿sabes qué se hace con el trigo?" Ana respondió: "Dime, abuelo". Su abuelo comenzó: “El agricultor recoge el trigo y luego lo muele y luego hace harina para nosotros. Usamos esta harina para hacer pan y también para hacer las Hostias que el sacerdote nos ofrece en la Misa. ¿Sabes en qué se convierten las Hostias? Ana respondió: "El pequeño Jesús viene y se esconde en las Hostias blancas, y se convierten en Jesús".

Primera Comunión y Confirmación

En octubre de 1916, la pequeña Anne, inició su catequesis en preparación para la primera comunión con las Religiosas Auxiliadoras de Cannes. Para su primera confesión le recomiendan no tener miedo y ella exclamó: “¿Por qué debería tener miedo? El sacerdote ocupa el lugar de Dios, nuestro Señor.”

La Superiora de las Auxiliadoras del Purgatorio considera que Anne está lista para su primera comunión. El obispo, reacio, solicita un severo examen antes de admitirla para realizar la primera comunión. Un Sacerdote Jesuita la examina. Estas son algunas de sus brillantes respuestas:

– ¿Qué sacramentos ha recibido? – El bautismo y la penitencia.

– ¿Y cuáles va a recibir? – La Eucaristía y la confirmación.

– ¿Y más tarde? – Tal vez el matrimonio.

– ¿Cuáles son tus defectos dominantes? – El orgullo y la desobediencia.”

¡No sólo sabe el catecismo, se conoce a sí misma, y puede hacer su primera comunión!

El 26 de marzo de 1917, Anne recibió su Primera Comunión. Ese día escribió: “Jesús mío, te amo y para complacerte, resuelvo obedecerte siempre”. A su madre le escribió: "Lo intentaré, ser obediente siempre para agradar a Jesús y a nuestra Madre celestial. Me parece que Jesús ha puesto este deseo en mi corazón. Le dije que quería ser muy obediente y me pareció oírle decir: "¡Pues bien, obedece!"

La capilla donde Anne
recibió su primera Comunión


Su catequista, la hermana Germaine, un día le hizo estas preguntas: “¿Cuál es tu secreto? Y ¿Cuál es la mayor felicidad en la tierra, según tú? Anne respondió: “Jesús me ama mucho y lo amo mucho; este es mi secreto y mi mayor felicidad es sufrir mucho por nuestro Dios misericordioso ".

"Jesús en la pequeña hostia como te amo"
Dibujo y texto de la pequeña Anne
"Jesús en la pequeña hostia como te amo"

martes, 5 de enero de 2021

“Aquello que la pandemia no nos robó”



Se terminó el año 2020, el año donde nos encontramos privados de muchas cosas debido a la cuarentena que realizamos por la pandemia del COVID-19. Nos vimos privados de tener una libre circulación, de compartir encuentros con familiares y amigos, de celebrar cumpleaños, de ir a la escuela, de hacer deportes y de participar de las misas y en algunos casos también privados de despedir a los seres queridos difuntos que fallecieron por esta enfermedad. Pero hay algo que la pandemia no nos robó y es el encuentro con Dios a través de la creación, él Creador siguió hablando a través de las creaturas.  De la grandeza y hermosura de las creaturas, se llega, por analogía, a contemplar a su Autor” (Sab 13, 5)

Ante la difícil situación que atravesamos por esta pandemia, nos preguntamos ¿Dónde está Dios? Pero Dios no nos abandonó, al abrir nuestros ojos cada día nos dice: “estoy con ustedes”, tan solo basta abrir la ventana o salir al patio para encontrarnos con el mensaje de Dios en su hermosa creación; "el Dios invisible se hace presente desde la creación del mundo, por medio de sus obras" (cf. Rom 1, 19-20)

San Agustín también se preguntó: ¿Dónde está Dios? y esta búsqueda lo llevo a interrogar a la creación hasta encontrarse con el Creador.

Pregunté a la tierra y me dijo: «No soy yo»; y todas las cosas que hay en ella me confesaron lo mismo. Pregunté al mar y a los abismos y a los reptiles de alma viva, y me respondieron: «No somos tu Dios; búscale sobre nosotros». Interrogué a las auras que respiramos, y el aire todo, con sus moradores, me dijo: «Se engaña Anaxímenes: yo no soy tu Dios». Pregunté al cielo, al sol, a la luna y a las estrellas. «Tampoco somos nosotros el Dios que buscas», me respondieron. Dije entonces a todas las cosas que están fuera de las puertas de mi carne: «Decidme algo de mi Dios, ya que vosotras no lo sois; decidme algo de él». Y exclamaron todas con grande voz: Él nos ha creado” (San Agustín, “Las Confesiones”, Libro X, VI, 9)

Estas palabras de San Agustín nos pueden ayudar a encontrarnos con Dios en la belleza de todo aquello que percibimos con nuestros sentidos y así podremos descubrir que Dios está cerca de nosotros. Con los ojos podemos observar la belleza del cielo, las nubes, la luna y el sol, también la firmeza de los árboles y los hermosos colores de las flores, todo esto lo ha creado Dios y es un regalo para nosotros. Con nuestros oídos podemos escuchar la melodía del canto de las aves y tantas palabras positivas y de esperanza que los demás desean para nosotros, todo esto lo ha creado Dios y es un regalo para nosotros. Desde el olfato podemos percibir y deleitarnos con aromas y fragancias que acompañan nuestro día, todo esto lo ha creado Dios y es un regalo para nosotros.

El mismo San Agustín, en el sermón 241 nos invita a interrogar a la creación explorando las capacidades de nuestros sentidos: “ Pregunta a la hermosura de la tierra, pregunta a la hermosura del mar, pregunta a la hermosura del aire dilatado y difuso, pregunta a la hermosura del cielo, pregunta al giro ordenado de los astros; pregunta al sol, que ilumina el día con fulgor; pregunta a la luna, que mitiga con su resplandor la oscuridad de la noche que sigue al día; pregunta a los animales…pregunta a todos los seres visibles. Todos te responderán: «Mira, somos bellos». Su hermosura es su confesión. ¿Quién hizo estas cosas bellas, aunque mudables, sino el inmutablemente bello? (S. Agustín, Sermón 241, 2.2)

Si todavía te preguntas ¿Dónde estás Dios?, te animo a dejarte interpelar por el grito de la creación, todas las creaturas proclaman: fuimos creadas por Dios.

Toda la creación que nos rodea es un gran regalo de Dios, que debemos descubrir y proteger para compartir esta tierra con nuestros hermanos y con las futuras generaciones. Estamos llamados a recibir con alegría todas las maravillas de Dios y a preservarlas, haciendo uso de ellas, sin explotarlas.

Deseo que todos nos encontremos con Dios a través de su hermosa creación y juntos proclamemos como lo hizo San Francisco:

Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas, especialmente en el hermano sol, por quien nos das el día y nos iluminas. Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas, en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas. Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo, por todos ellos a tus criaturas das sustento. Alabado seas, mi Señor por la hermana Agua, la cual es muy humilde, preciosa y casta. Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.” (Fragmento del “Cantico de las Criaturas” compuesto por San Francisco de Asís)


¿Vos como te encontras con Dios? - Dejá tu comentario


Diego Olivera


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