domingo, 3 de diciembre de 2017

"El ADVIENTO ES EL TIEMPO DE LA ESPERANZA" - MONSEÑOR ANGELELLI


Hermanos y amigos:


Comenzamos hoy el tiempo litúrgico del “ADVIENTO”. Es el tiempo de la “esperanza”. Esperamos al Salvador; Cristo. Pedimos su llegada; nos disponemos a su venida. Comienza hoy y nos lleva a la Navidad. Es el Adviento una síntesis de la historia de la humanidad; peregrinamos y vamos haciendo el camino de la vida hasta llegar con nuestro Padre Dios. Esta marcha se hace difícil; se la descubre y le encontramos el sentido pleno, si la miramos y la hacemos desde la Fe. La ESPERANZA es la fuerza, mientras vamos haciendo el camino; es la que permanentemente nos rejuvenece por dentro y nos hace ver con claridad mayor el horizonte, la esperanza es la que nos da la certeza del camino y de la meta aunque aún no la tengamos en plenitud. Es la que nos hace superar obstáculos y nos hace mirar el presente con ojos de futuro con experiencia del pasado. La certeza de nuestra esperanza es Cristo: el que vino; el que está con y entre nosotros; el que nos da su vida y su luz; el que nos hace su pueblo y su Iglesia.  Es el que camina con nosotros y con nosotros construye nuestra historia. Ser cristianos, hoy como siempre, es estar atentos a los signos de los tiempos; a las manifestaciones de la presencia de Dios en la historia de los hombres; en actitud vigilante espera del encuentro con el Señor. Adviento es también la síntesis de nuestra propia existencia, con todo lo que ella encierra de “gozo y esperanza, de dolores y angustias”, pero con la certeza que da la Fidelidad del Señor que es “nuestro Padre” y nosotros la obra de sus manos.

Acabo de regresar de la Asamblea del Episcopado. En ella, como pastores del Pueblo de Dios, hemos tratado de iluminar nuestra crítica situación argentina con ojos de Evangelio desde la fe; miramos nuestra realidad en su conjunto nacional y en cada una de nuestras realidades diocesanas. En un documento final dijimos: “muchas veces y de diversas maneras hemos aportado nuestra colaboración para iluminar desde la Fe el proceso histórico que vivimos. Nuestra voz y nuestra actitud han querido ser siempre leales a la patria que amamos y fieles al Evangelio que proclamamos, sin identificarnos con sectores sociales, agrupaciones políticas o corrientes ideológicas...” “...con la comunidad nacional tenemos clara conciencia de las graves dificultades políticas, económicas, sociales y espirituales que se viven, y nos preocupa que esta acumulación de problemas originen un clima general de frustración y desesperanza... indudablemente transitamos por una etapa crítica, pero no necesariamente sin solución... es un proceso grave de nuestra historia, y quizás con hondas repercusiones para el futuro, pero dependerá de todos los argentinos que transformemos la crisis en proceso de purificación, crecimiento y superación... la patria es una realidad que va más allá de sus dificultades, de sus funcionarios o de algunas de sus instituciones; depende de todos los argentinos; va mucho más allá de las opciones partidarias o personales; mira y busca el bien de toda la comunidad nacional...” ...necesitamos “renovarnos y reconciliarnos en la paz y en la serenidad de los espíritus ya que sólo el corazón pacificado puede llevar la paz a los demás.

Necesitamos renovarnos en la JUSTICIA Y EN LA LIBERTAD para asegurar un nuevo orden social... necesitamos renovarnos en la Fe, la Esperanza y el Amor porque son las fuentes incontaminadas para superar, no sólo la crisis histórica del país, sino la tentación de frustración y el riesgo de ser devorados por los problemas inmediatos. No somos ignorantes de lo que se opina a diversos niveles acerca de la misión de la Iglesia en esta coyuntura que vivimos; más aún, de las afirmaciones aún de las disparatadas y sin sentido de las diócesis, también de la nuestra. Muchas de estas opiniones y juicios fruto de la ignorancia, de intereses en juego y del clima reinante en el país. Una verdad es necesaria repetirla aún corriendo el riesgo de superflua: ninguna autoridad puramente humana, de la jerarquía que ella fuere, tiene competencia dada por Cristo para arrogarse la autoridad de juzgar si la misión de la Iglesia y el contenido de la Fe está de acuerdo con la “doctrina católica”.

Obrar así, además de erróneo es una manifestación conciente o inconciente de soberbia y puede llegar a ser un pecado contra el “Espíritu Santo”. Los que el Señor ha colocado al frente de su Iglesia como legítimos pastores son los que tienen la tremenda responsabilidad de ser los intérpretes auténticos de la fe, así el ejercicio de esta misión les acarree sufrimientos y renuncias dolorosas.

“Oportuna e inoportunamente predica la Palabra de Dios...” le decía San Pablo a Timoteo. Mirando nuestra diócesis en el comienzo de este Adviento, debe decirles que no puedo dejar de compartir con ustedes el dolor y la zozobra que viven. También es verdad que es necesario no perder el sentido de esperanza que debe tener siempre nuestra vida. Aunque pueda aparecer la “visita de San Nicolás” como algo sin importancia o tergiversando su finalidad, sin embargo la gracia de Dios que se viene derramando sobre La Rioja no podrá ser destruida por las pasiones y la mentira de nosotros los hombres si permanecemos fieles a ese Evangelio que San Nicolás tiene en sus manos como mensajero del mismo. Seguiremos con nuestra misión diocesana con la misma finalidad de “renovación y reconciliación” del año santo, hasta donde nos sea posible. La Iglesia diocesana no respalda ni bendice todo lo que pueda ser difundir la mentira, la calumnia y la difamación. Les reitero por el bien espiritual de ustedes y de La Rioja que no se presten a esta lacra moral o la difamación y la calumnia. Me lo han oído muchas veces. Es mi deber señalarlo; no hacerlo faltaría gravemente a mi misión pastoral. Dios, nuestro Padre, que nos está mirando en lo más profundo de nuestras conciencias, nos dé la gracia y la luz para no perder la serenidad de espíritu, la lucidez para discernir bien, la fortaleza interior para dejarnos cuestionar interiormente por su Evangelio, y la esperanza para no cansarnos de ser siempre justos, responsables, respetuosos de las personas como templos de Dios porque nos dice el Evangelio de hoy: “estén vigilantes porque en la hora menos pensada viene el Señor a que le demos cuenta de nuestras vidas...”

Durante todo el Adviento:
- Háganse oraciones privadas y públicas por la Patria.
- El día 8 de diciembre, sea una jornada especial de oración por intercesión de María Santísima Inmaculada
 - Realícense actos penitenciales los viernes de adviento por la Patria.


(Monseñor Angelelli, 30 de Noviembre de 1975)


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