miércoles, 22 de marzo de 2017

Oración. Ayuno y Misericordia




LO QUE PIDE LA ORACIÓN LO ALCANZA EL AYUNO Y LO RECIBE LA MISERICORDIA

Tres cosas hay, hermanos, por las que se mantiene la fe, se conserva firme la devoción, persevera la virtud. Estas tres cosas son la oración, el ayuno y la misericordia. Lo que pide la oración lo alcanza el ayuno y lo recibe la misericordia. Oración, misericordia y ayuno: tres cosas que son una sola, que se vivifican una a otra.

El ayuno es el alma de la oración, la misericordia es lo que da vida al ayuno. Nadie intente separar estas cosas, pues son inseparables. El que sólo practica una de ellas, o no las practica simultáneamente, es como si nada hiciese. Por tanto, el que ora que ayune también, el que ayuna que practique asimismo la misericordia. Quien desea ser escuchado en sus oraciones que escuche él también a quien le pide, pues el que no cierra sus oídos a las peticiones del que le suplica abre los de Dios a sus propias peticiones.

El que ayuna que procure entender el sentido del ayuno: que se haga sensible al hambre de los demás, si quiere que Dios sea sensible a la suya; si espera alcanzar misericordia, que él también la tenga; si espera piedad, que él también la practique; si espera obtener favores de Dios, que él también sea dadivoso. Es un mal solicitante el que espera obtener para sí lo que él niega a los demás.

Hombre, sé para ti mismo la medida de la misericordia; de este modo, alcanzarás misericordia del modo que quieras, en la medida que quieras, con la presteza que quieras; tan sólo es necesario que tú te compadezcas de los demás con la misma presteza y del mismo modo.

Hagamos, por consiguiente, que la oración, la misericordia y el ayuno sean los tres juntos nuestro patrocinio ante Dios, los tres juntos nuestra defensa, los tres juntos nuestra oración bajo tres formas distintas.

Reconquistemos con nuestro ayuno lo que perdimos por no saberlo apreciar; inmolemos con el ayuno nuestras almas, ya que éste es el mejor sacrificio que podemos ofrecer a Dios, como atestigua el salmo: Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

Hombre, ofrece a Dios tu alma, ofrécele el sacrificio del ayuno, para que sea una ofrenda pura, un sacrificio santo, una víctima viva que, sin salirse de ti mismo, sea ofrecida a Dios. No tiene excusa el que niega esto a Dios, ya que está en manos de cualquiera el ofrecerse a sí mismo.

Mas, para que esto sea acepto a Dios, al ayuno debe acompañar la misericordia; el ayuno no da fruto si no es regado por la misericordia, se seca sin este riego: lo que es la lluvia para la tierra, esto es la misericordia para el ayuno. Por más que cultive su corazón, limpie su carne, arranque sus malas costumbres, siembre las virtudes, si no abre las corrientes de la misericordia, ningún fruto recogerá el que ayuna.

Tú que ayunas, sabe que tu campo, si está en ayunas de misericordia, ayuna él también; en cambio, la liberalidad de tu misericordia redunda en abundancia para tus graneros. Mira, por tanto, que no salgas perdiendo, por querer guardar para ti, antes procura recolectar a largo plazo; al dar al pobre das a ti mismo, y lo que no dejas para los demás no lo disfrutarás tú luego.

De los Sermones de san Pedro Crisólogo, obispo
(Sermón 43: PL 52, 320. 322)


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lunes, 20 de marzo de 2017

Oración a San José - Pbro. Ángel Hernández


San José a ti el Señor te llamó para colaborar en su plan de salvación asumiendo la misión de ser custodio del Redentor y virginal esposo de la Santísima Virgen María.

Has superado con humildad la oscuridad de la fe, las dudas y las incertezas abriéndote con generosidad a la Palabra Divina. Has acogido con obediencia la voluntad de Dios y con prontitud has respondido a la misión que se te confiaba.

Con gran confianza en la Providencia has llevado adelante la Sagrada Familia, viviendo, unido a Jesús y María, los gozos y las fatigas, los dolores y las alegrías.

Con tu trabajo cotidiano has cooperado a sostener tu casa y con sencillez has enseñado a Jesús la saludable ley del trabajo.

Dejaste éste mundo, en la esperanza de la futura resurrección, acompañado en tu agonía del Señor de la Vida y de la Reina del Cielo.

Recibe benigno mi oración y alcánzame de Dios Padre la gracia de una fe firme, de una voluntad pronta a sus designios. Ayúdame a asumir con coraje la misión que me ha sido confiada.

Te pido que mi familia goce siempre de la protección de Dios y viva unida en el amor. Que cada uno de los que la formamos nos comprometamos, día a día, en hacer felices a los otros; que sea vencido todo egoísmo y mezquindad.

 Que no nos falte el trabajo y la voluntad de vivirlo con plenitud de sentido. Que en ninguna familia falte el pan y la alegría de compartirlo con los más pobres.

San José, que viva en amistad con Jesús en una profunda vida de oración; que lo busque con todo el corazón y desee ver su rostro que revela al Padre.

Alcánzame del  Señor Dios la gracia de vivir santamente y morir en la dulce compañía de Jesús y de María. Amén.






Pbro. Ángel Bartolomé Hernández
Rector del Colegio Sacerdotal Anrgentino en Roma

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jueves, 16 de marzo de 2017

Oración a San José Gabriel del Rosario Brochero - Pbro. Ángel Hernández

Celebramos el día de San Cura Brochero y compartimos con todos ustedes esta oración:




Oración a San José Gabriel del Rosario Brochero

Querido San José Gabriel del Rosario, me acerco a ti para suplicar tu intercesión; es mi deseo de vivir del todo entregado a Dios buscando su gloria en hacer el bien a mis hermanos.
El Señor te llamó al sacerdocio dándote un corazón lleno de compasión y de celo apostólico. 
Con gran empeño asumiste tu consagración sacerdotal predicando sin cansancio la palabra y celebrando los sagrados misterios a favor de tu pueblo. Como Cristo, el Buen Pastor, te internaste en las periferias existenciales buscando con empeño y atrayendo con ternura los más rebeldes entre los pecadores. Procuraste el encuentro de tantos con Dios por medio de los ejercicios espirituales.
Buscaste actuar el bien común promoviendo escuelas, caminos, talleres, hospitales a fin de que todos se sintieran personas dignas y atendidas en sus necesidades fundamentales.
Desgastaste tu salud en el servicio incansable, como el pastor que da la vida por su rebaño. 
En tu vejez, pobre, leproso y ciego, te abriste a luz que proviene de una vida contemplativa. Fue entonces tu propósito rogar por los hombres pasados, presentes y futuros.
La muerte hizo realidad tu último deseo. Por eso me confío a ti para suplicar tu intercesión pidiendo a Dios Padre la gracia de acoger con corazón amante el don de la salvación ofrecido a todos en Jesucristo.
Que mis pecados no me alejen de los cuidados del Buen Pastor. Sabiendo que él ha venido por los pecadores y enfermos, que su bondad me atraiga al deseo de una sincera conversión. 
Que no me canse de pedir perdón, porque Él no se cansa de perdonar.
Que en todo buque hacer la voluntad de Dios, que desee con todo el corazón identificarme con Jesús, procurando el bien de todos, asumiendo con responsabilidad mi lugar en la sociedad.
Que tu ejemplo me estimule a desear que los más alejados se acerquen, para que Dios, principio y fundamento de toda existencia, sea por todos conocido, de todos amado y por todos servido; hasta que nos encontremos en la gloria sin fin . 
Amén 

Pbro. Ángel Bartolomé Hernández
Rector del Colegio Sacerdotal Anrgentino en Roma


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martes, 14 de marzo de 2017

-¿Por qué escrachar? Jesús nunca señaló a los pecadores, si al pecado.



“Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él” Jn 3, 17


En la mañana del día viernes 10 de Marzo con un amigo comenzamos a dialogar sobre los hechos sucedidos en la Marcha que se realizó  el día 8 de Marzo en la provincia de Tucumán, en particular él me hizo referencia a la actitud de los católicos ante la imagen que se difundió de una mujer vestida de la Virgen María simulando un aborto. Sin lugar a duda esto nos entristece y nos lamentamos mucho por lo sucedido, pero nos preocupa el accionar de un grupo de católicos que escracharon a quien fuera la autora de esta escenificación. Escrachos que lamentablemente incluyen insultos y la publicación de datos personales de dicha mujer. (Cabe aclarar que continuamos la charla durante la cena)

Me decía mi amigo: Nuestra actitud debe ser el perdón, (“Entonces se adelantó Pedro y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?». Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.” Mt 18,22-23), ¿Por qué escrachar y señalar? Jesús nunca señaló a los pecadores, si al pecado; Todo lo contrario, recibió a los pecadores, se involucro en sus vidas, lleno de esperanzas sus corazones, él se encuentra con nosotros (¿acaso no somos todos pecadores?) “El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra” Juan 8,7.

También tengamos en cuenta que quienes somos cristianos estamos llamados a identificarnos con Cristo y su misión lo cual muchas veces trae como consecuencias, la calumnia, la persecución e incluso la muerte, ¿Por qué como católicos no somos capaces de soportar sufrir en el nombre de Dios? (“Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.” Mt 5, 10-11)