jueves, 7 de enero de 2016

MI HUMILDE PESEBRE





Queridos amigos hoy quiero compartir con ustedes mi humilde pesebre:

Maria: Mujer del gran Si, servidora fiel del Señor, modelo de madre, la llena de gracia y quizás me falten palabras para definir a la gran madre que recibimos aquel día de la crucifixión de Jesús.
María al recibir el anuncio del angél respondió:
  «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho» (Lc 1,38)

Ella es nuestra madre, nuestro modelo de fe que nos debe animar a aceptar día a día la voluntad de Dios, también nos enseña a mantenernos firmes ante el dolor entregandonos en su brazos y confiando en la fuerza que viene de Dios.

José: Aquel hombre que en sueños escuchaba la voz de Dios y cumpliá su voluntad.
"El Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa." (Mt 1,20.24)

En José encontramos el dilema entre Razón y Fe, le costaba aceptar desde la razón pero al escuchar la voz de Dios en sueños acepta por fe su voluntad.
A veces no comprendemos los designios de Dios pero tratemos de mirarlos con ojos de fe para poder aceptarlos.

Jesús: Sin duda, el gran protagonista del pesebre, aquel Dios que se hizo hombre para nuestra salvación.
 "El, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. (Filipenses 2,6-8) 

Nuestro salvador nació en un pesebre, eligió la sencillez y la humildad para venir al mundo y entregar su vida por la salvación de todos asumiendo nuestros pecados. Él nos dice: "Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré." (Mt 11,28)

Corderos: También he colocado una familia de corderos por la profecia de Isaías: "Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca. Fue detenido y juzgado injustamente, y ¿quién se preocupó de su suerte? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes y golpeado por las rebeldías de mi pueblo. (Is 53,7-8)

Jesús será aquel cordero muerto en la cruz, crucificado por su pueblo. Ya que desde su nacimiento en el pesebre hasta su muerte en la cruz se cumple la promesa de Dios.

Pastor con un candíl: También he colocado un pastor con un candil que trae la luz, ya que el mismo Jesús es la luz que viene a iluminar nuestras vidas para sacarnos de la oscuridad del pecado.  
"Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida»." (Jn 8,12)

La estrella: Es la guía del Espíritu Santo que nos lleva a Jesús, nuestro rey y salvador, seamos perseverantes siguiendo en las tinieblas de la noche la luz de la estrella. También debemos ser estrella para otros y guiarlos hasta el encuentro con Jesús.
«¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo». (Mt 2,2)



Los Reyes Magos: "Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo. 
 La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra." (Mt 2, 1-2. 9-11)

Los Reyes nos enseñan que tenemos que ofrecer lo que tenemos a Jesús para honrarlo como nuestro rey y salvador. Que el Espíritu Santo nos guíe para entregarnos día a día como ofrenda de amor al Padre. 


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